La cámara baja del Congreso argentino debate este jueves el proyecto de ley para la legalización del aborto voluntario. En esta ocasión, la iniciativa es impulsada por el Gobierno, lo que supone una diferencia respecto a las veces anteriores que se ha llevado el debate a la Cámara de Diputados. En paralelo, convocaron una vigilia en las inmediaciones del Congreso y otras ciudades del país a la espera del dictamen.
La iniciativa impulsada por el presidente Alberto Fernández es debatida en la tierra natal del papa Francisco dos años después de que otra propuesta similar naufragara en el Congreso y a un año de que el dirigente peronista llegara al poder con la promesa de habilitar el aborto gratuito.
El proyecto es apoyado por grupos feministas que luego de décadas de lucha esperan que esta vez se haga realidad el derecho de las mujeres y de personas con otras identidades de género con capacidad de gestar a llevar a cabo un aborto seguro hasta la semana 14 de gestación.
1 of 7Activistas en favor del aborto participan en una manifestación por la despenalización de éste frente al Congreso, mientras los legisladores debaten un proyecto de ley sobre su legalización, en Buenos Aires, Argentina, el jueves 10 de diciembre de 2020. (AP Foto/Natacha Pisarenko)
BUENOS AIRES (AP) — La Cámara de Diputados argentina debatía el jueves un proyecto de ley oficialista para legalizar el aborto en una sesión maratónica que moviliza a multitudes a favor y en contra.
La iniciativa impulsada por el presidente Alberto Fernández es debatida en la tierra natal del papa Francisco dos años después de que otra propuesta similar naufragara en el Congreso y a un año de que el dirigente peronista llegara al poder con la promesa de habilitar el aborto gratuito.
El proyecto es apoyado por grupos feministas que luego de décadas de lucha esperan que esta vez se haga realidad el derecho de las mujeres y de personas con otras identidades de género con capacidad de gestar a llevar a cabo un aborto seguro hasta la semana 14 de gestación.ADVERTISEMENT
Argentina actualmente penaliza a las mujeres y a quienes las ayuden a practicarse un aborto. Las únicas excepciones contempladas por ley son en caso de violación o riesgo para la salud integral de la madre.
Según feministas, la aprobación de la ley del aborto constituiría una conquista simbólica en América Latina, una región donde es “muy castigada” la práctica, con excepción de Uruguay, Cuba, la Ciudad de México, el estado mexicano de Oaxaca, las Antillas y la Guayana Francesa.
La iniciativa busca eliminar los abortos clandestinos causantes de más de 3.000 muertes en el país desde 1983, según el oficialismo. El gobierno advirtió que cada año son hospitalizadas alrededor de 38.000 mujeres por estos procedimientos.
Decenas de defensoras del aborto se congregaron en las inmediaciones del Congreso para seguir un largo debate en pantallas ubicadas afuera del Palacio Legislativo.
Las activistas -muchas de Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito, de movimientos sociales y grupos políticos de izquierda- portaban pañuelos y otras prendas de color verde mientras que los grupos antiabortistas, que también se reunieron en las cercanías del Congreso, utilizaban el color celeste.
En el marco de la pandemia por el nuevo coronavirus, los partidarios y opositores a la iniciativa se mantenían en dos secciones diferenciadas y bajo fuertes medidas de seguridad para seguir la votación que tendría lugar en la madrugada del viernes.
Las pancartas en contra rezaban “Aborto=genocidio” y “El aborto no se debate, se combate”, mientras que las que estaban a favor proclamaban ”Ni una muerta más, ni una presa más, aborto legal en el hospital”.
“Es una deuda que tiene la democracia con las mujeres, es un derecho humano”, dijo a The Associated Press Ayelén Zirulnicoff, de 25 años, madre de un niño de dos años y quien este año abortó de forma clandestina porque “no puede” criar a otro hijo.
La joven, vestida con una camiseta verde, señaló que fue una experiencia traumática. “Lo más difícil fue el miedo de dudar en ir a un hospital porque no sabía si iba a terminar presa o quedarme en mi casa porque no sabía si iba a terminar muerta”.
Finalmente fue asistida en su vivienda por un médico que le suministró una pastilla abortiva.
Mientras, en el sector celeste, un sacerdote rezaba en voz alta acompañado de un grupo de personas arrodilladas y rodeadas de crucifijos.